jueves, 5 de marzo de 2009

Hoy no saldré


El ruido del silencio me hace darme cuenta de mi soledad,
el espejo así me lo afirma en un gesto de conformidad.
Me siento en el sofá y observo la quietud de lo que me rodea
implorando un movimiento que gesticule que no estoy en una "pausa" indefinida.

Un murmullo me hace abrir los ojos,
alguien llama desde fuera del caparazón,
solo tengo que asomar la cabeza,
pero miro para otro lado imperturbable,
otro día tal vez,
pero hoy estoy a gusto en mi estabilidad,
en mi callada monotonía de donde no puede salir el caos,
donde mi locura no es locura,
donde ni siquiera soy,
porque nadie está para juzgarlo.

¿Recuerdos traicioneros?,
tal vez,
¿pensamientos peligrosos?,
también.

Todas esas cosas que tratamos de apartar
hablando con unos y con otros,
esquivando el momento de reflexionar,
el momento de enfrentarte a tus demonios
que siempre están ahí cuando vuelves a mirar atrás.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me han enseñado a ver el amor verdadero como la más pura significación de amistad, como la virtud extrema de la empatía, y no es que te quiera amor, es que te amo amigo...hablo de mi verdad, de releer, de impedir que los recuerdos mientan y de estar seguros de que la eternidad se rinde a nuestros pies, a pesar de sentirnos solos.

El mundo de Nadie dijo...

La vida simplemente se basa en 3 cosas que siempre perdemos por el camino. Las tiramos, supongo que creemos no necesitarlas.
NO debes cmabiar.
Eternamente ausente. Nadie.

Anónimo dijo...

Quizas Nadie sepa el camino,
quizás nadie.