me dijiste después de un año que jamás podré recuperar.
Siempre te gustó torturarme,
y siempre te ha salido bastante bien,
arrancándome a ese ser
que no debe salir de su celda,
que no debe salir de su celda,
¡que me estrangula por dentro!
ese ser que viene y va
y que siempre me mira desde el espejo.
Siempre está ahí,
siempre.
Tal vez te deba dar las gracias.
Pero lo que no sabes es que todo ha cambiado,
no sé cómo,
pero así es,
ya no puedo...
ya no soy...
ya no...
no... no... nadie... nada...
y cuando lo descubras al fin te irás,
decepcionado por un misterio que nunca existió.
Ningún interrogante,
tan solo un silencio vacío.
Ya no hay sombras,
solo una luz intensa
que deja al descubierto mi palidez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario