Caminaba por la playa,
el sol bronceaba mi piel helada,
pero mis ojos solo podían ver la tormenta,
cuando algo cayó en la arena,
me agaché a ver lo que era,
solo pude ver una piedra negra,
sin poder comprender,
sin saber de dónde había salido.
¿Qué era esa extraña sensación?
Hacía tanto tiempo
que no supe reconocerlo.
Una lágrima de azabache emprendió el viaje y
luego le siguieron otras cálidas lágrimas
que acariciaban mi rostro y fueron a juntarse con el mar.
Desde allí te vi,
rodeada por el mar,
golpeada por las olas
y tú en la arena.
La marea me ha arrastrado
y estoy demasiado lejos,
trato de nadar hacia ti,
pero es imposible
y tú ya no me vienes a rescatar.
Me ahogaré.
1 comentario:
Qué puedo decir, o querer hacer, salvo querer tirarme al mar para ayudarte o ahogarme contigo... otra cosa es saber como.
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